leer,  mirar

primavera 2024

Otra mañana de despertarme con la tripa revuelta. Otra mañana de cargar con un peso que ha anidado durante la noche justo en la boca del estómago, convirtiéndose en un denso temor que me acompaña durante el resto del día. Los griegos llamaban a esa sensación órama: cuando los dioses abren un hueco en el telón del mundo para dejarte ver lo que se encuentra al otro lado del escenario.

No hay forma de conjurar esos días. Lo único que sé hacer cuando el mundo se empeña en morderme donde más me duele es ir en busca de mi adivina personal.

Creo que nunca he hablado del templo donde presta sus servicios mi Pythia de guardia porque no parece un lugar digno de acumular muchas palabras. No es más que un chiscón encajonado entre lo que comenzó siendo una ferretería y una tienda de fotocopias, y que ahora, tras las enésima crisis, es un lugar de comida asiática por el que pulula un enjambre de motocicletas a un lado, y una tienda de accesorios de plástico barato para móviles de alta gama en el otro.

El nudo del estómago ha subido dos puntos su intensidad cuando me he plantado ante el escaparate de la guarida de mi adivina. Podía sentir algo raro, una energía extraña, en la quietud de la tela negra con un mandala que cubría el cristal.

Una electricidad recorrió la punta de mis dedos al tomar el picaporte entre las manos.

Nada, la puerta estaba cerrada, os juro que estaba cerrada. Pero, cuando he retirado la mano, se ha abierto como si hubiese estado esperando a mi presencia. Abierta unos pocos centímetros, sólo mostraba la oscuridad de su interior y un ligero aire a humedad y flores muertas .

He mirado a un lado y al otro de la calle y nadie parecía pendiente de mis actos, así que he tomado prestada una valentía que nunca ha sido mía para cruzar el umbral con paso vacilante. Sospecho que los griegos también tenían un nombre para eso, para los héroes que no querían serlo. Mártires, probablemente sea la palabra que busco.

Apenas he reconocido el lugar cuando he acostumbrado mis ojos a la oscuridad del interior.

La habitación, que servía como sala de espera, un lugar abigarrado de objetos extraños y con un eterno olor a incienso, era ahora una habitación desnuda. Mostraba de una manera casi ofensiva las marcas de humedad en las esquinas y cientos de pequeñas heridas sobre la superficie del yeso. Ninguna alfombra cubría mis pasos, ningún mueble se interponía en mi camino cuando me he dirigido a la habitación del fondo donde la adivina realizaba su oscura nigromancia.

Ahí aguardaba la peor de las noticias. Otra habitación casi vacía, sólo una mesa volcada bajo la dorada luz del tragaluz que hacía girar motas de polvo en una espiral. Al fondo, una estantería contra la pared y, en una de las baldas, las pequeñas tacitas con las que ejercía su arte, rotas por la mitad. He aquí, he pensado, el motivo de mis desvelos, la nube negra que me ha acompañado toda la mañana. Todos mis pasos llevaban a este lugar y momento, he sido invocada y aquí estoy, he murmurado como una oración.

Desde que descubrí al arte de la adivinación a través de las tacitas, he creado un vínculo especial con esas delicadas piezas de cerámica. De alguna forma, he sentido que mi destino estaba unida a ellas, imaginad mi turbación, y sí, mi miedo, al verlas rotas en aquella estantería.

He tomado una de ellas entre mis manos, estaba cálida y vibraba al contacto con mi piel, transmitiéndome su dolor. La he envuelto en unas hojas de periódico para llevarla a casa, donde la he dejado sobre el escritorio sin saber qué debería hacer con ella.

Todo eso ocurrió hace tres días. Cada día, nada más despertar, desayunaba ante ella sin poder dejar de mirarla y sin saber si debía intentar arreglarla o si eso sería una profanación intolerable. Pensé en el kintsugi, el arte japonés para ennoblecer las cicatrices que nos otorga la vida sin esconderlas.

Esta mañana he visto brotar unas delicadas flores de su interior. Una magia rota, imperfecta, pero creciendo con firmeza entre los restos del naufragio.

¿Qué querrán decirme?

20 Comments

  • Patricia Plaza

    ¡Ay! Esta entrada me ha recordado a aquella flor que brotaba haciéndose hueco a codazos y estirando el cuello a través de la madera, inmortalizada ahora en el cuadro que cuelga en mi buhardilla. ¡Qué bella entrada has escrito! Me identifico estos días con esos despertares de nudo en el estómago. Necesito a tu Pythia.

  • Frodo

    ¿existe alguna tacita que me asegure que sobreviviré a este otoño tan cruel por aquí?
    Es que estamos con temperaturas demenciales para estas alturas el año, mosquitos que han evolucionado y ya no mueren con el frío, y nuevas pestes que no se de dónde han salido.

    Un abrazo, Beau!

  • Etienne

    Otra prueba más, otro obstáculo a superar como parte de un crecimiento. La puerta que parece cerrada pero invita a entrar. La oscuridad que nos detiene pero en la que igualmente damos otro paso. El vacío como fin y principio del resto. Y la vida en toda su expresión, nunca se detiene.
    A mi me tiembla el ojo desde hace un par de días, tendré que visitar el oráculo?

  • Diego

    Disfruto leyendo tus relatos, Beauséant. Aparte de sus virtudes estético-literarias, me sirven para ampliar mi cultura. He acudido a la wiki-cosa para consultar quién o qué era Pythia. Hecha la pertinente consulta, opino que el narrador de tu historia se equivocó de tacita. Eligió una en la que había semillas de rosal cuando tenía que haber elegido otra con semillas de manzanilla, muy eficaz para calmar dolores de estómago. Son los inconvenientes que tiene el automedicarse 🙂

  • Joselu

    La taseografía o Taseomancia es el arte mántico de adivinar el porvenir mediante los posos del té, vino o del café en el fondo de la taza. Hay diversas figuras que sirven para interpretar su significado, como el abanico, la antorcha, la araña, el barco, la cabeza, etc. El hecho de que se encontraran las tacitas rotas puede ser un presagio de algo, y que hayan crecido unas florecillas en su interior algún día después es un mensaje secreto que solo puede ser comprendido por el protagonista cuya realidad existencial a veces parece dramática o todo lo contrario porque nos engaña con sus relatos de ficción y nos hace creer que son reales, que lo representan para que nosotros indaguemos en su hondura literaria. Deconcierta. La taza rota es el relato quebrado y fragmentado que hoy te ha salido….

  • María

    Te reirás si te digo lo que me ha ocurrido con tu entrada, de pronto se me ha convertido en una matrioska, de una entrada entré en otra y de esta, a otra más y no era capaz de encontrar la salida a la original ; ) total que me he visitado a todas y todos tus adivinos de tu historia blogueril…, he vistos la versión huevo y las diferentes versiones de estas preciosas tacitas tuyas ¿ Se te rompió? Vaya lástima! pero sí, puedes pegarla en modo kintsugi, además, como ya tiene dorado quedará si acaso aun más bonita, sólo falta que encuentres la forma de hacerlo o el experto que te lo haga.. seguramente como no creo nada de nada en estas cosas de adivinaciones, que tus entradas se me convirtieran en un laberinto ha sido su castigo por mi falta de fe ; ) La verdad es que a ti tampoco te pega nada. Como soy de efecto retardado en esta entrada, sí que me doy cuenta que la mayoría es fruto de tu imaginación y de tu mágica vis literaria.. no te veo de adivino en adivino por ahí.. ; ) Estupenda la descripción de dónde se ubica…yo no entro ahí, ni muerta ; ) El nudo en el estómago es real, todos lo hemos sentido alguna vez, incluso puedo imaginarte perfectamente mirando la taza rota delante como a quien se le ha roto algo entrañable. Te comprendo, yo tengo mi taza especial, el único objeto que siento mío de toda la cacharrería. NO es de porcelana, es de vidrio grueso enorme, casi parece una jarra de cerveza, pero es que meeencanta el té verde y me lo bebo por litros. No es lo mismo en otra taza. De verdad te preguntas ¿ qué querrá decirte ante algo tan preciosamente mágico? Creo que a ti lo que de verdad te gusta son las preguntas, las respuestas no te interesan nada de nada jajaja ¿ sabes qué? por esta vez te voy a ahorrar mis disquisiciones, además las conoces de sobra y me lo tomo como un guiño a los que nos agarramos siempre a la esperanza y de paso ahorro el mal rato a los que sufre de amargura endógena.. ; )
    Sólo fíjate hacia donde apuntan las hojas del cáliz de ese precioso capullo, bueno, cuatro de ellas ; ) Un beso! .. ah! que lo olvidaba, absolutamente preciosos los centros que nos has regalado ; )

  • Ángeles

    Que siempre hay esperanza, que la vida se abre paso, como decían en aquella película; y que nunca se sabe el curso que pueden tomar los acontecimientos. Creo que eso es lo que quieren decirte. Por lo menos, es lo que quiero decirte yo 😉

    Y las fotos, una auténtica preciosidad.

    Saludos!

  • Beauséant

    Muchas gracias, PATRICIA PLAZA, me alegra mucho que aún recuerdes a aquella pobrecita flor que crecía en la madera, al menos supe encontrarle buena compañía. Las mañanas con la tripa revuelta son un síntoma de estos tiempos, quizás deberíamos ir en busca de nuestra Pythia, ¿te apuntas?


    Ninguna tacita asegura el futuro, FRODO, ni el presente.. como mucho te dejan atisbar retazos sueltos que luego interpretamos como queremos. Se avecina el fin del mundo, eso es lo que me dicen todas las señales, pero es que cada persona interpreta las señales como quiere, no me hagas mucho caso, ni a mi, ni a las tacitas 😉


    La vida son las cosas a las que nos enfrentamos, supongo que es lo que nos define, lo que marca el tipo de persona que seremos. Somos tan grandes como nuestros miedos, creo que escribí eso hace tiempo, o alguien lo hizo en cualquier caso. Lo del ojo, sí, sin duda, es un problema del oráculo, pero no dejes que pida el ojo prestado, nunca los devuelve.


    Me alegra mucho, DIEGO, que valores la parte estética-literaria, para los griegos todo giraba en torno a la ética y la estética. En mi caso, como Europeo moderno, tengo más tendencia por la estética que por otra cosa 🙂 Has dado en el clavo, la manzanilla parecía más apropiada, el problema de esa planta es que, lejos de asentarme el estómago, me hace expulsar todo lo que llevo dentro… que, bien mirado, sigue siendo una buena idea.


    Gracias, JOSELU, un relato a jirones para una fotografía rota, sí, algo así… El problema de todas esas artes adivinatorias es que nunca nos dicen toda la verdad, ¿no te parece? Es decir, si todo es una señal entonces… nada es una señal. Cada una de esas artes es una brújula que apunta en una dirección diferente. Supongo que por eso triunfaron las religiones monoteístas, un sólo Dios, una sola interpretación de la realidad. Así es mucho más sencillo, nada de acumular preguntas sin respuesta. Estoy de acuerdo contigo, creo que al final nos salva la literatura, sólo sobreviven los que son capaces de inventar.


    Desperdigué miguitas para hacer una especie de laberinto, MARÍA, tienes toda la razón 🙂 Me ha encantado la definición que me has hecho, me encaja tan a la perfección que me dan ganas de hacerme un epitafio con ella, te lo juro. Las preguntas, por supuesto, lo mío son las preguntas, ahí es dónde se encuentra toda la chicha del problema, ¿no te parece? Cuando alguien pregunta suele poner más de lo suyo que cuando responde. Además, una pregunta es todo un mundo de posibilidades, una respuesta limita, las cercena a una sola, y aburrida, cosa.

    Y sí, claro, todo es literatura, lo he dicho muchas veces 😉 Como toda literatura, se lleva algo de la persona que la escribe, es una forma de, sí, de responderse, de jugar con las posibilidades, de viajar a sitios a los que nunca irás… También una forma de apaciguar mi natural cobardía, la literatura nos hace valientes, guapos, dignos… nos hace lo que queramos. Lo que si hay de cierto es la tripa revuelta, son tiempos de tener la tripa revuelta, sólo hay que asomarse al mundo real, ahí no hay literatura que nos salve. Y la tacita rota, no soy una persona sentimental, lo fui, pero me he ido, ¿endureciendo?, pero algo se rompió al romperse esa tacita, sí. Culpa mía, quizás debería haberla dejado en una vitrina sin usar, pero entonces no habría sido una tacita, habría sido un adorno, creo que tampoco habría sido justo para la taza, ¿verdad? Así que, sí, sigue usando esa taza que también es mágica, haz que sea feliz, que cumpla con aquello para lo que ha sido creada… un día se romperá, siento decírtelo pero ya lo sabes, y no pasará nada, es a lo que estamos destinados todo el mundo.

    Un abrazo y gracias 🙂


    Incluso de las cosas rotas, ÁNGELES, puede surgir la vida, ¿verdad? Siempre encuentra un camino, cierto, sólo espero que no salgan dinosaurios, era esa película,¿verdad? A veces ese camino no es el que nos gustaría, a veces no lo hacemos en la mejor compañía, pero es un camino, y los caminos deben recorrerse… Gracias.

  • tonYerik

    Es que donde menos te lo esperas puede surgirla vida, al igual que donde menos te lo esperas puede surgir la estupidez.
    En el patio que visito cada mañana en mi paseo por el cementerio han cortado un estupendo rosal y han plantado encima un mini banquito para sentarse me imagino para conversar con quiien no te va a contestar nada ya.
    Pero segun veo creo que no han tenido la precaucion de ponerle cemento encima por lo que no me extrañaria que el rosal vuelva a brotar bajo el banco .

    Al menos queda la esperanza.

  • gabiliante

    voto por eso de los japoneses, que he tenido que mirar lo que es pero me parece fantástico. Y no porque este de moda el reciclaje. Normalmente las notas echan para atras. Además es con oro , así que por ahorrar no será.
    he leído a cuenta de esto, que los tatuajes por escarificacion los hacían en África y america, pero no decía nada de japon. me parece hasta raro.
    Es básicamente enorgullecerse y hacer visibles las cicatrices. Supongo que las autoinfringidas ( no sé si se escribe asi, pero no lo voy a mirar porque el comentario es largo e igual se me borra) no cuentan porque no privienen de un dolor de la vida. Aunque bien mirado igusl sí.
    Las flores son corporizciones del estampado interior; realmente es la misma relación de un tatuaje de tinta y uno escarificado, el volumen
    Abrazooo

  • Beauséant

    Me parece genial lo que has contado de la rosa, TONYERIK, define a la perfección lo que hacemos con la naturaleza, la sepultamos bajo el hormigón. Nos hemos acostumbrado tanto a imponer nuestra voluntad que ya ni se nos pasa por la cabeza el poder, por una vez, adaptarnos a ella. Mover algo de sitio, dejar de hacer otra cosa porque ha crecido un rosal, ¿tan complicado es? Quién se siente en ese rosal podrá hablar con el espíritu del rosal, sospecho que es más probable que lo tenga un rosal a un humano. Nos queda esperanza, sí, pero también la sepultaremos bajo el hormigón, danos tiempo.


    No suelo añadir anotaciones, GABILIANTE, porque me parece que distraen y tampoco tengo claro lo que la gente conoce o no.. leí ese término por casualidad, creo que en una novela, y enseguida me apropié de él porque me parece que sirve para todo 🙂 El original es de oro pero, tranquilo, que de eso también tenemos copias baratas y se puede hacer con otras muchas cosas, como los retablos barrocos que parecen todos de oro y es madera. Con las cicatrices es más complicado, también puedes hacerte cicatrices falsas, pero seguro que no dan el pego igual de bien. Tienes razón, el estampado de la taza es el que ha hecho reales las flores que han brotado.. espero que no pase lo mismo con los tatuajes, hay tatuajes realmente horribles ahí fuera, ¿te imaginas?


    Has conincidido con ÁNGELES, JOSÉ A. GARCÍA, la vida se abre camino, pero hay que tener cuidado, a veces una vida se abre camino a costa de otras vidas… todo tiene un precio y un coste.

  • laacantha

    Tuvimos durante la vida tantas tazas rotas ,que te causaban tanto dolor en el momento de romperse ,sobre todo cuando lo fue por tu propia torpeza. Sin embargo, tras pasar el tiempo entiendes que algunas tenías que romper al comprarlas. Se ve mejor de lejos. Un abrazo. El texto es excelente.

  • Cabrónidas

    Allí donde surge la vida, sea donde sea, también llegará la muerte diciendo la última palabra. Pero bueno, eso ya lo sabemos. En cuanto a la literatura… Al menos nos brinda la oportunidad de crear mundos a nuestra medida que nunca existirán.

  • Toro Salvaje

    Ojalá Ángeles tenga razón en lo que te dice.
    Quizás la vida te mejore y vengan buenos tiempos.
    Nunca se sabe… o no queremos saberlo que esa es otra.

  • Paloma

    Quieren decirte algo bueno.
    Su sola presencia ya lo es.
    Me gustan tus descripciones ambientales, muy logradas!!
    Y las fotos, como siempre, una maravilla.

  • Alí Reyes

    El mensaje está muy claro. Primero: dejaste semillas en una taza que no lavaste, y el segundo es el más importante: Adelante aunque te dejen en pedazos.
    ~~~
    NOTA acabo de dejar dos respuestas para tí en
    tigrero, una general y otra particular. Gracias de nuevo

  • Beauséant

    La distancia, LAACANTHA, es la que nos perdona, cierto. Hace tiempo guardaba las cosas importantes sin usarlas por miedo a romperlas, ya no, las cosas se usan, se desgastan y, sí, se rompen, qué remedio, pero al menos han “vivido”, ¿verdad?


    Completando el comentario de arriba, CABRÓNIDAS, al menos que la vida haya sido vivida. Demasiadas veces nos encerramos en el caparazón para no sufrir y nos olvidamos de vivir, lo mismo pasa con las cosas que guardamos por miedo a romperlas. Y, cierto, siempre nos queda lo que inventemos 😉


    No tengo claro, CITU, si dio esperanza. Las tacitas dan lo que llevan dentro, cada persona hará, y sentirá, algo diferente al verlas.


    Cierto, TORO SALVAJE, a partir de ahora será ÁNGELES, la que se encargue de leernos el futuro, y el pasado ya puestos, ¿te parece?


    Su presencia tranquiliza un poco, PALOMA, al menos a mi me tranquilizan.. y eso ya es mucho, ¿no te parece? ahora que los elementos, los eventos y todo lo demás parece conjurarse para traernos intranquilidad a nuestras vidas.


    Siempre podemos hacer algo útil con los trozos que nos quedan, ¿verdad?, ALÍ REYES, tomaré nota e intentaré hacerte caso.. Mañana me paso a leerte, por hoy he terminado ;), gracias a ti.

  • Maria

    Creo en las artes adivinatorias, como la de la taza, o las cartas, o las líneas de las manos etc. Porque todo tiene un significado. Hasta un poso en la taza puede leernos el futuro, o el pasado.

    Me ha encantado la fotografía que has utilizado, Beauséant.

    Voy a por el último relato que he visto has publicado que tiene el mismo títuloy no podía perderme este anterior.

    Un abrazo.

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